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"No sé donde están los restos de mi hijo, si lo supiera estaría contento"


Entrevista a Félix Anzualdo

Félix Anzualdo es el padre de Keneth Ney Anzualdo Castro, estudiante de Ciencias Económicas en la Universidad del Callao, detenido por efectivos policiales el 16 de diciembre de 1993 en el Callao, y desaparecido posteriormente.


Señor Anzualdo, ¿puede contarnos lo que ocurrió con su hijo?

Mi hijo desapareció en 1993.

¿Qué fue lo que pasó?

Se cree que lo agarraron a las 8 y 30 de la noche yendo con dirección a mi casa, después de salir de la universidad. El tomaba la línea 19. Según lo que cuenta el chofer, había un par de enamorados que se comunicaban a través de un celular. Ellos eran los espías que le habían seguido a mi hijo. Cerca al colegio La Concordia, ubicado en la Av. Santa Rosa, cerca a la Universidad del Callao, se interpuso un carro color blanco y bajaron 3 sujetos, con el chofer del auto eran cuatro. Se identificaron como policías y lo bajaron a mi hijo.

¿Cómo se enteraron ustedes?

Cuando él se quedaba con sus amigos, llamaba a la casa a las once para avisarnos, pero ese día no nos dijo nada. Al día siguiente me di cuenta que no había dormido en la casa y a las tres de la tarde fui a la universidad y sus amigos me dijeron que había tomado la línea 19. Entonces fuimos al último paradero de esa línea, para hablar con los choferes que habían trabajado esa noche. Allí me contaron que un auto se interpuso y bajaron a mi hijo, en la Av. Santa Rosa cerca de La Concordia. Eso está bien comprobado, todo ha coincidido. Luego hemos ido a todos los hospitales, todos.

¿Cuántos años tenía él?

Mi hijo era novato, tenía 25 años y estaba a punto de graduarse.

¿Por qué motivo cree que detuvieron a su hijo?

Mi hijo era amigo de Martín Roca, eran compañeros de la universidad. En una manifestación, a la que no asistió mi hijo porque estaba con gripe, alguien estuvo filmando y no quiso identificarse ante los muchachos, por eso ellos los chicos descargaron el vídeo de ese sujeto y lo desaparecieron. Está comprobado que los del Servicio de Inteligencia de la Marina estaban grabando.

¿Qué pasó después?

Después de que le quitaron el vídeo empezó la persecución, reclamaban el vídeo. A raíz de eso a Martín lo desaparecieron. Lo único que hizo mi hijo fue acompañar al señor Roca a Aprodeh. Faltando 2 días para que mi hijo declare como testigo, lo desaparecen. Él iba a declarar que acompañó a Martín a tomar su carro.

¿Qué hizo ante la desaparición de su hijo?

Fui a todas partes. Fui a la prefectura, subprefectura, personas desaparecidas. En la prefectura, me orientaron y me dijeron que vaya a organismos de derechos humanos y entonces vine a Aprodeh y denunciamos la desaparición. Tenía la manifestación firmada por el chofer. Un poco más larga es la cadena. Todo lo que he podido hacer lo he hecho y todo ha sido negativo.

¿Qué hizo después?

Luego fui a la Fiscalía. El fiscal adjunto, Omar Peña, quien trabaja para la Marina, me dijo "su hijo está comprometido". Él me dijo: "ofrézcale dinero a la fiscal y va a salir su hijo". Creo que yo he cometido varios errores. Yo no tenía plata para ofrecerle. Si mi hijo ha cometido un error que aparezca, pues, detenido en la cárcel, como sea. Pero no me decían dónde estaba mi hijo. Me dijeron que estaba detenido con el nombre cambiado, pero que iba a aparecer.

¿Alguna persona le ayudó?

Un señor apellidado Díaz, quien trabajó en el Arzobispado, se me presentó. El señor Peña le había manifestado al señor Díaz que el caso de mi hijo necesitaba una intervención a nivel del Presidente de la República o del Cardenal Augusto Vargas Alzamora... para que intervenga en nuestro caso, para que aparezca mi hijo. El caso pasó al Monseñor del Callao, Ricardo Durán, pero se archivó. Después se remitió a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. De allí pasó a la Marina, pero ellos lo negaron. No nos van a decir: "sí, lo hemos hecho nosotros", eso es difícil. Yo no sé de leyes ni de esas cosas nunca había pisado la puerta de la comisaría, ni de un abogado. Yo he cometido muchos errores por no hablar, yo debí presionar.

¿Qué cree que sucedió con su hijo?

Me dijeron que la Marina lo había drogado y se lo habían llevado a Pucallpa. Estuve una semana allá realizando mis investigaciones, eso fue hace tres años. Pueda ser que mi hijo esté vivo, pero allí me dijeron que son muy pocos los que se escapan, que así drogados nomás los matan. Entonces solicité la intervención de un retirado de la marina en el 96, pero en la Marina le dijeron "Tú eres un retirado, no te metas, esto no va a pasar como en La Cantuta". De frente le dijeron, eso lo vi personalmente. Entonces, ¿Qué significa eso?, que lo asesinaron con todos los que se llevaron de aquí. Pero eso no debe quedar impune. Mi hijo no ha sido terrorista, yo lo he criado a la razón, a lo justo, a lo correcto. No le he criado negativamente. Ahora no todo es justo, correcto. En la tele pasaron los detenidos en la guerra con el Ecuador y yo vi allí a uno igualito a mi hijo. Al cuarto día yo viajé a Tumbes y en el interior la situación en la que se encuentran es tan inhumana, injusta. Ellos habrán cometido errores o no... Los que están en la Marina no van a admitirlo. Me han dicho que todo va rebotar.

¿Ha recibido amenazas?

Al chofer de la línea 19B le amenazaron de la marina porque cuando fue a declarar tergiversó su declaración. A mí también me siguieron. También yo he tenido miedo.

¿Cómo han sucedido sus días desde que su hijo desapareció?

Desde que desapareció ha sido una continua lucha, una continua preocupación. No hay tranquilidad en toda mi familia. Mi hijo ya se iba a graduar y por eso le había dado un terreno en Mala.

¿Cuáles son sus expectativas con la Comisión de la Verdad?

Hay que reiniciar todo el caso. Todos los documentos se van a presentar a la Comisión. Esa es la única esperanza. Después no hay nada de esperanzas, casi todas están muertas. Pienso que la Comisión moverá algo, el caso no se puede quedar así.

¿Qué es lo que usted busca?

Yo busco castigo para los culpables. Estoy seguro que son los mismos que los de Martín Roca. No sé donde están los restos de mi hijo, si supiera donde están sus restos estaría contento. Una cosa es que uno entierre su cuerpo, saber dónde están sus restos, pero yo no sé. Quiero saber quienes son los culpables. Los de la Marina deben saber quiénes son los culpables, qué sucedió con mi hijo. Me imagino que todos los atropellos tendrán que descubrirse. Es posible que llegue a descubrirse.



Fuente: Asociación Pro Derechos Humanos