Jose Carlos Mariátegui      PERU KÄMPFT
UNA PUBLICACION DEL CIRCULO DE TRABAJO MARIATEGUI  EN ESPAÑOL Y ALEMAN
Peru kämpft
N° 11

EL 17 DE MAYO, ANIVERSARIO DEL INICIO DE LA GUERRA POPULAR EN EL PERU: DEFENDAMOS LA INVENCIBILIDAD DE LA GUERRA POPULAR

El 17 de mayo de 1980 el Partido Comunista del Perú inició la guerra popular en el Perú concretando la tarea principal de todo partido comunista, la toma del Poder por las armas. Después de los comienzos modestos, casi sin armas modernas del Plan de Inicio con acciones que centraron en el boicot de las elecciones, la conquista de armas y medios y la propagandización de la lucha armada, el 81 y 82 la guerra popular pasó al despliegue de la guerra de guerrillas cuyo resultado fue la formación de los primeros Comités Populares, forma específica del Nuevo Poder de obreros, campesinos y pequeño burgueses, de dictadura conjunto; a consecuencia en diciembre del 82 las fuerzas armadas reaccionarias ingresaron a la contienda abriéndose un periodo de restablecimiento del viejo poder y contrarrestablecimiento del nuevo poder por las fuerzas revolucionarias que duró todo 83 y 84, una etapa sumamente cruel y difícil, ya que desde un comienzo las fuerzas reaccionarios aplicaron el genocidio tratando de ahogar en sangre la revolución; sin embargo, gracias al grandiosa esfuerzo y la heroica entrega de los comunistas, combatientes y masas la guerra popular superó exitosamente y salió fortalecida de esta prueba creando las condiciones para pasar el 85 a la defensa, al desarrollo y a la construcción de las bases de apoyo y a la expansión de la guerra popular a todo el ámbito de las serranías de Norte a Sur, lográndose en los siguientes años une enorme potenciación la guerra popular que se expresó en una incorporación popular masiva y un gran aumento cuantitativo y cualitativo de las acciones lo que permitió pasar de la guerra de guerrillas a la guerra de movimientos, cubrir el ámbito de toda la Sierra, extenderlo a la ceja de Selva y desarrollar la guerra popular en la Costa y en las ciudades que culminó en el equilibrio estratégico al cual se entró en torno al año 90. A consecuencia el PCP acordó el Gran Plan de Construir la Conquista del Poder cuyos objetivos principales eran consolidar desarrollar el equilibrio estratégico y preparar la futura toma del poder. Este gran plan se desarrolló exitosamente llegándose en julio del 92 al punto más alto de desarrollo.

En setiembre del 92 la guerra popular recibió un golpe decisivo: la detención de la Jefatura y la Dirección Central del PCP que descabezó su Estado Mayor y produjo un giro estratégico. Analizando la situación a la luz del marxismo-leninismo-maoísmo, pensamiento Gonzalo el Presidente Gonzalo y la camarada Míriam, ambos los miembros restantes del Comité Permanente Histórico del Inicio concluyeron acertadamente que debido al problema de dirección la guerra popular ya no podía triunfar sino a lo máximo mantenerse con el creciente riesgo de derrota y respaldados por la mayor parte del Comité Central establecieron en octubre del 93 la justa y correcta solución a la grave situación que enfrentaría el Partido y la revolución: resolviendo un problema nuevo del marxismo, el del descabezamiento del proceso revolucionario en pleno auge, y aportando así a su desarrollo y al de la revolución proletaria mundial propusieron la Nueva Gran Decisión y Definición ¡Luchar por un Acuerdo de Paz y Sentar Bases para el II Congreso! que apuntaba a llevar adelante un repliegue organizado encabezado por el Partido para mantener la mayor parte posible de lo conquistado. En función de esta política solicitaron al gobierno peruano de Fujimori negociaciones para terminar la guerra mediante un acuerdo de paz que llevó a una histórica ronda de conversaciones de la cual resultó una propuesta de los términos para un acuerdo de paz que entre otras cosas incluía el cese inmediato de las acciones armadas de ambas partes, la libertad de todos los prisioneros de guerra por partes, el mejoramiento inmediato de las condiciones de prisión, el cese de la represión y persecución de los militantes, combatientes y simpatizantes del PCP tanto en el país como en el extranjero, una nueva legislación que respete estrictamente a los derechos fundamentales tanto de las personas, como los económicos y sociales, un plan económico que beneficie especialmente las masas pobres y las zonas afectadas por la guerra y, a largo plazo una amnistía general que sirva a la reconciliación nacional sin vencedores ni vencidos. Las conversaciones fueron interrumpidas por la oposición de la dirección que fuera de las prisiones quedó al mando de la guerra popular y del Partido; bajo el pretexto que la propuesta no venía del Presidente Gonzalo sino era producto de un grupo de capituladores y renegados se negaron a asumir la nueva política general y se obstinaron en seguir la guerra como dé lugar; cambiando la línea del Partido de la línea proletaria a una línea revisionista y la guerra popular en una guerra militarista este bloque escisionista puso en riesgo la vida del Partido y estaba llevando la guerra popular a la derrota. Las acciones armadas cada vez más esporádicas y dispersas que se realizaron ya no se basaban en la línea proletaria, marxista-leninista-maoísta, pensamiento Gonzalo del Partido sino eran expresión de su línea revisionista y su guerra militarista del bloque escisionista. A consecuencia, el Presidente Gonzalo y la Dirección Central apoyados por la mayor parte de los militantes declararon la guerra popular por terminada, así quitando a las fuerzas armadas reaccionarias la posibilidad de cacarear victoria de sus armas sobre la guerra popular.

Lo que estaba y está en juego es la trascendencia e invencibilidad de la guerra popular más aún hoy en que ya está definida la derrota de la guerra. En una situación así nunca faltan los que dicen "tanta sangre derramada por gusto" o otros que vociferan "no se debió iniciar si es que ya no estábamos en ofensiva estratégica de la revolución mundial", "la guerra popular desde un inicio ha sido un error porque no había condiciones" o "el Presidente Gonzalo siempre se equivocó". También habrá otros que niegan la condición de la guerra popular como teoría militar completa del proletariado planteando que ha sido una cuestión específica de la revolución china y no se la puede aplicar a otros países, desconociéndose de este modo la validez universal del maoísmo. A todos ellos respondemos: Todo el esfuerzo y la sangre vertida por camaradas, combatientes y masas en los ardorosos años de la guerra popular no ha sido en vano sino nos han dado grandes logros que nadie puede negar y que en toda su trascendencia se verá más nítidamente en el futuro. La guerra popular ha dividido la historia del Perú en dos: antes del 80 y después del 80; es un hito imperecedero e imborrable de la historia peruana, una cumbre de la revolución, la base y su futura continuación y desarrollo inexorable; tiene, en síntesis cinco grandes e imborrables logros:

La guerra popular es el más grandioso movimiento revolucionario de la historia peruana. Ni por programa, ni por tiempo ni por repercusión puede compararse con otro movimiento, como la lucha de Túpac Amaru por ejemplo, los ha superado largamente desde contenido ideológico superior de clase hasta por cantidad de masas campesinas movilizadas. Ha golpeado a la semifeudalidad como nadie en este país aunque no está totalmente barrida; al golpearla la guerra popular ha demostrado que es la burguesía en alianza con los terratenientes la que dirige y maneja ese Estado opresor, que mantiene un sistema caduco en las partes más remotas del país como gamonalismo; los golpes al poder local en el campo han hecho ver a los de abajo cuan frágil es el viejo Estado; en síntesis la guerra popular ha demostrado la caducidad del sistema al golpear su propia base feudal y lo hizo tambalear. En cuanto al imperialismo ha recibido duros golpes que lo motivaron a considerar el PCP como un serio peligro para su seguridad y preparar su ingreso directo al Perú; a los monopolios la guerra popular les ha impedido mayores inversiones; en las masas ha sembrado antiimperialismo desenvolviendo el espíritu nacional tan empolvado. Y al capitalismo burocrático tanto al estatal como al no estatal, lo ha golpeado y desenmascarado como camino que oprime y explota a las cuatro clases que conforman el pueblo. Al golpear los grandes banqueros, los empresarios, las empresas mineras, las grandes textilerías, empresas públicas como Electroperú y Petroperú quienes saltaron a protestar no eran los obreros sino los empresarios porque fueron tocados sus intereses; la clase y el pueblo saben bien quienes son sus enemigos y ya aprendió a combatirlos, les ha perdido reverencia.

La guerra popular ha servido a establecer el maoísmo como nueva, tercera y superior etapa del marxismo leninismo maoísmo lo que es fundamental para desarrollar la estrategia a nivel mundial.
Las necesidades de resolver los problemas concretos de la revolución peruana y en especial el cumplimiento de su tarea principal, la conquista del poder con las armas, permitieron al PCP bajo la dirección decisiva del Presidente Gonzalo entender, asumir y aplicar el maoísmo como nueva, tercera y superior etapa de la ideología del proletariado. Ha sido el Presidente Gonzalo quien lo ha definido y sustentado teórica y prácticamente su validez universal dando un aporte de dimensión estratégica al desarrollo de la revolución proletaria mundial y preparando el terreno para que otros Partidos y organizaciones reconozcan al maoísmo. En su histórico discurso desde la prisión de setiembre de 1992 llamó al movimiento comunista internacional a llevar adelante una campaña mundial para el centenario del nacimiento del Presidente Mao planteando la trascendencia del maoísmo: "Necesitamos que el maoísmo sea encarnado y que pase generando partidos comunistas, a manejar, a dirigir, esa nueva gran ola de la revolución proletaria mundial que nos viene." La derrota de la guerra popular ha sido aprovechado por los reaccionarios y revisionistas para un nuevo ataque a la ideología del proletariado que por repercusión ideológica puede haber sembrado dudas y confusión en muchos comunistas y revolucionarios. Por eso es más necesario que nunca defender la validez universal del marxismo-leninismo-maoísmo, especialmente del maoísmo partiendo de un análisis profundo de las causas de los problemas en el Perú que demostrará que no ha sido la incorrección de los principios sino su abandono que ha ocasionado la derrota.

La guerra popular ha elevado el prestigio del Partido Comunista del Perú, la vanguardia organizada del proletariado peruano al punto más alto de toda su larga historia, y extendido su influencia y repercusión en el mundo como la tuvo jamás.
Manteniendo en alto la posición de clase, el espíritu del Partido y el desinterés absoluto, en los años sesenta un grupo de comunistas del PCP encabezados por el Presidente Gonzalo formaron la facción roja que asumió la reconstitución del Partido como Partido de nuevo tipo, marxista-leninista-maoísta, pensamiento Gonzalo, Partido que en los dichos y en los hechos ha comprobado que representa los intereses del proletariado, que conduce a las masas y no cabalga sobre ellos como lo hacen los revisionistas y oportunistas y demás partidos burgueses. Ningún otro Partido ha sido capaz de mantenerse unido por tanto tiempo gracias a su firmeza en los principios y su manejo magistral de la lucha interna y porque generó la dirección que necesitaba, la dirección proletaria del Presidente Gonzalo que hoy ha devenido en arma ideológica, estratégica y específicamente principal. Bajo su sabia jefatura, durante más de 12 años el PCP ha dirigido una exitosa y pujante guerra popular, sin seguir bastón de mando alguno, basándose únicamente en sus propias fuerzas. De este modo el PCP se ha convertido en ejemplo para todos los partidos comunistas en el mundo. Si el PCP en 1993 planteó terminar la guerra popular con un Acuerdo de Paz no ha sido por abandono de principios sino porque era una necesidad para el Partido y el pueblo, ya que una guerra que no puede triunfar carece de sentido y seguirla seria un crimen contra las masas que entregan su sangre en vano. Por otro lado es un hecho que con el término de la guerra popular el PCP ha perdido de prestigio y habrá comunistas y revolucionarios quienes ante este hecho caen en pesimismo dudando de la invencibilidad de la guerra popular y de la validez universal del marxismo-leninismo-maoísmo, principalmente del maoísmo. Hacemos recordar lo que dijo el Presidente Gonzalo en su histórica entrevista del 89: "Cada clase genera su forma específica de guerra y por tanto su estrategia; el proletariado ha creado la suya: la guerra popular y es una estrategia superior, la burguesía nunca podrá tener una estrategia superior a ésa, más, no habrá estrategia más desarrollada que la del proletariado; es un problema de comprobación del proceso militar del mundo, cada clase siempre generó su forma de hacer la guerra y su estrategia, y siempre la estrategia superior ha vencido a la inferior y la nueva clase siempre tiene la estrategia superior y la guerra popular lo es, las pruebas lo demuestran. Hay tratadistas militares que dicen así: los comunistas cuando han aplicado sus principios nunca han perdido una guerra, solamente la han perdido cuando no han aplicado sus principios. Por tanto, partimos de eso, que tenemos una estrategia superior como teoría probada universalmente, nuestro problema era cómo hacer la nuestra, ahí está el problema, entonces se da el margen al yerro. Lo primero que nos planteamos fue eso, la no aplicación mecánica de la guerra popular porque el Presidente Mao Tse-tung nos ha advertido que la aplicación mecánica lleva al oportunismo y lleva a la derrota." Justo ahí está el problema: Mientras la aplicación de las leyes generales a las condiciones concretas es acertada se avanza, pero si se les aplica de manera equivocada se fracasa y eso obviamente es una cuestión de dirección. La guerra popular en el Perú confirma está ley: Se ha desarrollado exitosamente mientras el Presidente Gonzalo y la línea proletaria estaban dirigiendo y se fue a la derrota cuando el mando fue usurpado por el revisionismo.

Con la guerra popular la revolución peruana ha acumulado la más ingente experiencia revolucionaria actual, principalmente positiva.
Cogiendo la gran verdad marxista que hay que ser firme en los principios y flexible aplicándolos el Presidente Gonzalo de forma magistral analizó los problemas específicas de la revolución peruana, definiendo sus particularidades y desarrollando soluciones concretas: la guerra popular unitaria con el campo como centro y la cuidad como complemento; el manejo de estrategias políticas, militares y de construcción, de planes militares estratégicamente centralizados y tácticamente decentralizados; la construcción concéntrica de los tres instrumentos, Partido, ejército y frente único/ Nuevo Estado, dirigidos por un Partido militarizado; el Ejército Guerrillero Popular compuesto de tres fuerzas, la fuerza principal, fuerza regional y fuerza de base; las diferentes modalidades de Comités Populares como forma específica de las bases de apoyo; un trabajo de masas propio ligado a la guerra popular para mencionar los más importantes. Todos ellos contienen experiencias valiosísimas y grandes lecciones que pueden servir a otros partidos. En especial la militarización del Partido y la concentración concéntrica de Partido, ejército y frente único, tiene carácter estratégico para conjurar una futura restauración, mientras los Comités Populares y sus diferentes formas permiten defender el nuevo poder en cualquier circunstancia y, además forman unidades administrativas básicas para la construcción del futuro Estado socialista.

La guerra popular ha hecho un gran aporte a la revolución proletaria mundial llegando a reconocérselo como "antorcha de la revolución mundial" y al Partido como "vanguardia de choque de la revolución proletaria mundial".
La guerra popular en el Perú tiene el gran mérito de haber mantenido en alto la bandera de la revolución en un momento cuando por la restauración del capitalismo en China la revolución proletaria mundial había perdido su último gran centro. Pese a esta difícil situación internacional el PCP decidió iniciar la revolución armada partiendo del principio que es lo interno que define y de que las condiciones tanto objetivas como subjetivas en el país estaban favorables. El desarrollo vigoroso de la guerra popular en los primeros 12 años comprobó la certeza de este análisis y llevó a que la revolución peruana se convirtió en la esperanza de los comunistas y revolucionarios en el mundo y en el portaestandarte de la revolución proletaria mundial en el término de la primera gran ola y el inicio de la futura gran ola que vendrá. Aunque estando en repliegue el PCP sigue siendo el partido comunista con la más ingente experiencia actual y el mayor desarrollo ideológico, político y organizativo en el mundo. Asumiendo su papel histórico de más grande marxista-leninista-maoísta viviente y continuador de Marx, Lenin y el Presidente Mao, el Presidente Gonzalo ha sido el primero a analizar las nuevas y complejas situaciones tanto a nivel nacional como internacional llamando a los comunistas y revolucionarios a seguir luchando en estas nuevas condiciones, forjar a otros, nutrirlas de tan rica experiencia, enseñar lo aprendido, sacar lecciones positivas y negativas y sentar bases para la futura gran ola de la revolución mundial y dándonos una vez más un gran ejemplo al entregarnos el gran balance de 150 años de la revolución proletaria mundial pese a las condiciones sumamente difíciles de prisión en las que se encuentra. El PCP y su Jefatura no dejaron de luchar ni un sólo instante asumiendo la tarea de servir como eje de la revolución peruana y gozne entre dos grandes etapas de la revolución mundial. Esta lucha se concentra hoy en la defensa del Partido que se concreta en la defensa del Presidente Gonzalo y la línea proletaria que representa. La Jefatura y la Dirección Central del PCP hace más de ocho años se encuentran encarcelados en el Penal Militar de la Base Naval del Callao, sometido a un régimen carcelario de aislamiento absoluto y permanente, en condiciones infrahumanas que apuntan a la reducción personal y destrucción física. Usando los pocos medios a su alcance el Presidente Gonzalo y la camarada Míriam encabezan hoy una lucha con el objetivo inmediato de lograr el cierre del Penal Militar de la Base Naval, el traslado a una prisión civil, el mejoramiento de las condiciones carcelarias de todos los presos políticos y prisioneros de guerra y la nulidad de todos los juicios de civiles ante el fuero militar y de los llamados "jueces sin rostro". Consideramos que es tarea de todos los comunistas, revolucionarios y fuerzas progresistas en el mundo apoyar esta lucha.

Nos reafirmamos que la guerra popular ha sido una guerra justa; era una guerra contra un sistema cuya explotación y opresión desde siglos atrás condena al pueblo a hambre, miseria, ignorancia y atraso, que vuelve más ricos a los ricos y más pobres a los pobres, contra una sociedad que impide el desarrollo y la democracia que las masas demandan y necesitan, constriñe las fuerzas productivas y hunde la producción nacional, que lleva en sus entrañas la corrupción y la descomposición de sus instituciones. Las masas vieron que empezaban a emanciparse de la explotación y opresión que por siglos sufren y miles se incorporaron a la guerra plasmando el más grandioso movimiento popular revolucionario de la historia peruana, gesta de las masas inigualada hasta hoy que solo el futuro superará. La guerra ha terminado, pero como consecuencia de ello quedan graves problemas que el Estado peruano debe resolver, porque le corresponde hacerlo en función de una verdadera reconciliación nacional, de una democratización de la sociedad peruana en donde haya campo para el desarrollo de la producción nacional y trabajo para el pueblo. Mientras estos problemas persisten el pueblo seguirá luchando y las experiencias de la guerra popular le servirán como valiosísima herencia.