Jose Carlos Mariátegui      PERU KÄMPFT
UNA PUBLICACION DEL CIRCULO DE TRABAJO MARIATEGUI  EN ESPAÑOL Y ALEMAN
Peru kämpft
N° 5
REPLIEGUE POLÍTICO GENERAL DE LA REVOLUCIÓN PROLETARIA MUNDIAL Y FUTURA NUEVA GRAN OLA

En base del análisis profundo de la situación internacional, el Presidente Gonzalo, jefe del Partido Comunista del Perú, plantea que la revolución proletaria mundial está en un repliegue político general que marca el final de su primera gran ola. Al mismo tiempo, este repliegue es el prólogo de un futuro desarrollo mucho más alto de la revolución y la perspectiva histórica es una nueva gran ola, en la cual el socialismo se impondrá en todo el mundo definitivamente.

Esta posición se apoya en hechos. Si vemos la situación del movimiento comunista internacional, constatamos que se encuentra en un punto bajo de su desarrollo. La ideología proletaria, el marxismo, ocupa poco o ningún espacio en la conciencia de los hombres; la gran masa del pueblo se ha tornado en contra de la revolución o está insegura del camino a seguir. En consecuencia, los pocos movimientos políticos aún existentes, raras veces luchan por implantar un nuevo sistema social; solamente tratan de amenguar los efectos negativos del sistema existente. En los últimos años, muchos movimientos de liberación nacional han buscado acuerdos pacíficos con el enemigo y abandonado sus metas revolucionarias; otros se guían por ideologías burguesas o hasta feudales, históricamente caducas y así sirven, consciente o inconscientemente, al imperialismo. En los años cincuenta una tercera parte de la población mundial vivía bajo la bandera roja del proletariado; hoy ya no existe ningún país socialista en toda la Tierra.

Todo esto son claras características de un repliegue político general. No se trata de un fenómeno nuevo en la historia. Si seguimos la curva de desarrollo de la revolución, vemos un movimiento ondulante, pero constantemente ascendiente, que alcanzó su punto más alto entre 1966 y 1976. (Ver gráfico.) A partir de ahí, cayó rápidamente hasta llegar a su punto más bajo en los últimos cien años.

Desde el comienzo, la lucha del proletariado se caracterizó por el cambio entre ascenso y repliegue. En el año 1848 se escuchó por primera vez el grito "¡Abajo la burguesía!" en las calles de París. El proletariado, que hasta entonces había luchado al lado de la burguesía por la abolición del Estado feudal, se levantó en protesta contra su creciente explotación y pauperización e hizo sus demandas de clase. El levantamiento fue reprimido a sangre y fuego después de una semana de ardua lucha, pero con él, el proletariado como clase, había entrado a la historia e iniciado su lucha por el Poder.

La derrota de los obreros de París repercutió mucho más allá de las fronteras de Francia y llevó a un retroceso de la lucha del proletariado en toda Europa, mientras, al mismo tiempo, el capitalismo llegó a un desarrollo nunca antes visto. Encabezado por Marx y Engels, el movimiento obrero progresista entró en una etapa de intensa lucha ideológica, en cuyo transcurso se impusieron las ideas marxistas, culminando con la fundación de la I. Internacional en 1864.

Algunos años después, la revolución alcanzó otro punto alto con la Comuna de París. Después de la derrota de Francia en la guerra franco-prusiana de 1871, los obreros armados ocuparon París y proclamaron la Comuna. Por primera vez en la historia, el proletariado ejercía el Poder y lo defendía con las armas. Después de 100 días, el gobierno francés, con ayuda de los alemanes, logró reconquistar la ciudad. Los últimos defensores de la Comuna cayeron en el cementerio "Père Lachaise"; detenciones en masa y las ejecuciones continuaron y así terminó este capítulo heróico de la lucha de clases entre proletariado y burguesía.

Esta nueva derrota había demostrado que la clase obrera todavía no estaba en condiciones de conquistar el Poder y mantenerse en él definitivamente. Engels hizo el balance y llegó a la conclusión, que la causa del fracaso de la Comuna era la falta de formas de lucha y de organización propias y que el proletariado no podría tomar el Poder hasta la solución de estos problemas. Predijo un repliegue político prolongado y los acontecimientos le dieron la razón. La I. Internacional prácticamente se disolvió y la persecución de los comunistas aumentó; simultáneamente, el capitalismo entró a su fase superior y última, el imperialismo, y empezó un nuevo reparto del mundo, que llevó finalmente a la I. Guerra Mundial.

Recién décadas después, Lenin resolvió los problemas pendientes; él creó el Partido de nuevo tipo que, en octubre 1917, dirigió victoriosamente la insurrección armada en Rusia. Por primera vez, el proletariado logró conquistar el Poder y construir un Estado socialista. Este punto culminante de la revolución proletaria, dio un nuevo impulso a la lucha de clases a nivel mundial, llevándola a un nuevo auge.

En 1949, la revolución china, dirigida por el Presidente Mao Tse-tung, conquistó otro gran triunfo con la toma del Poder en todo el país, resolviendo el problema de la conquista del Poder para el proletariado y el pueblo en una nación oprimida. Las experiencias de la revolución china, permitieron la alianza del movimiento de liberación nacional en las naciones oprimidas con el movimiento proletario internacional y así, revolución y contrarrevolución, entraron al equilibrio estratégico. En lo sucesivo, los movimientos de liberación nacional en los países del tercer mundo vivieron un auge nunca antes visto.

Sin embargo, en 1956 se dio un retroceso por un fenómeno hasta entonces desconocido; en la URSS la burguesía, infiltrándose en el Partido, logró restaurar su Poder. Un grupo de revisionistas, encabezado por Krushov, se puso al mando del Partido y del Estado y, con el pretexto de un supuesto desarrollo del marxismo, negaron sus principios y convirtieron la URSS socialista, paso a paso, en un Estado fascista con dirección revisionista y un sistema económico de capitalismo de Estado. A continuación desarrollaron un socialimperialismo, entrando en contienda con los EE.UU. por el predominio en el mundo. Debido al gran prestigio del Partido Comunista de la URSS (PCUS), las consecuencias fueron graves. Muchos partidos comunistas siguieron este cambio de rumbo, adoptando posiciones revisionistas. Especialmente, los partidos en los países socialistas de Europa oriental tomaron el mismo camino que el PCUS y restauraron el capitalismo.

En China, se dieron maquinaciones parecidas y, a comienzos de los años sesenta, importantes posiciones en el Partido y el Estado ya estaban ocupadas por fuerzas burguesas. El Presidente Mao asumió la lucha contra la restauración del Poder de la burguesía a nivel internacional y en la propia China. Desenmascaró el régimen de la Unión Soviética como socialimperialista y movilizó al pueblo de su propio país en la revolución cultural, para defender el Estado socialista contra los funcionarios corruptos con ideas burguesas. Millones de personas siguieron su llamado y se inició una gran depuración de Partido, Ejército y Estado. La revolución proletaria alcanzó otro gran ascenso y el punto más alto de su desarrollo hasta hoy. La ofensiva estratégica había comenzado.

Pero en 1976 murió el Presidente Mao y los funcionarios combatidos por él lograron someter al ejército bajo su control, aprovechando la situación para un golpe de Estado y su regreso al Poder. De inmediato declararon por terminada la revolución cultural, revocaron todos sus logros y medidas y, con el pretexto de la 'modernización', reinstauraron las relaciones de producción capitalistas. Así se perdió el Poder también en el último bastión del socialismo.

Pero el socialimperialismo no se dio por satisfecho. A mediados de los años ochenta, Gorbachov asumió el Poder en la URSS y dio un paso más allá. El sistema económico de capitalismo de Estado había entrado en crisis, lo que hizo necesaria una reestructuración. Por consiguiente, Gorbachov convocó a la llamada "Perestroika" y empezó con el barrimiento de todo lo que aún quedaba de socialismo en la URSS. Encontró el apoyo y la aprobación entusiasta del imperialismo norteamericano y del líder chino Teng, porque vieron que las medidas de Gorbachov coincidían completamente con sus intereses. Finalmente se dirigieron unidos al ataque abierto, iniciando una ofensiva internacional contra el marxismo y poniendo al descubierto los defectos del sistema socialimperialista, haciéndolos aparentar como fracaso del socialismo. A voz en cuello propagaron que el comunismo era una utopía no realizable y el sistema demoliberal, a pesar de sus defectos, el mejor de todos los sistemas. Así, en la URSS y en los Estados bajo su dominio, se crearon las condiciones para establecer un sistema económico de libre mercado y regresar al parlamentarismo burgués, lo que culminó en la descomposición de la URSS. Un desarrollo parecido se dio en los países de Europa oriental. Esta ofensiva contrarrevolucionaria ha tenido su repercusión en la opinión pública internacional y es la causa principal del presente repliegue político general.

Sin embargo, el imperialismo se equivoca al creerse vencedor en la lucha entre revolución y contrarrevolución. Una de las grandes lecciones del proceso de la revolución proletaria mundial, es que el camino al triunfo sólo es posible a través de avances y retrocesos. Esa es la ley de toda transformación social. Jamás una clase ha podido conquistar el poder y mantenerlo definitivamente con el primer intento. La burguesía necesitó 300 años para consolidar su dominio; la revolución proletaria lleva poco más de 140 años hasta hoy y, en este periodo relativamente corto, ha conquistado grandes victorias. El proletariado ha aprendido a tomar el Poder y defenderlo y, cuando lo logró, comprobó la gran superioridad de su ideología y sistema social frente a todos los anteriores, en especial al sistema capitalista-burgués. Rusia, país atrasado en comparación con otras potencias europeas, unió las nacionalidades desde el Mar Báltico hasta el lejano oriente, en la Unión Soviética y, bajo la dictadura del proletariado, en poco tiempo se convirtió en una de las más grandes potencias industriales en el mundo. Cuando, en la II Guerra Mundial fue asaltada por las bandas Nazis del imperialismo alemán, se defendió heroicamente y construyó, en pocos años, una de las más grandes fuerzas militares del mundo, expulsándolas de su país. Antes de la revolución, China era un país marcado por el atraso feudal, dividido internamente, oprimido por el imperialismo y con una población de cientos de millones que vivían en una miseria indescriptible. En sólo pocos años, bajo el Poder del Partido Comunista y con la magistral dirección del Presidente Mao, devino en un país altamente industrializado. Con la revolución cultural hizo surgir el más grande movimiento de masas en la historia mundial; mostró el camino para proseguir la revolución bajo la dictadura del proletariado y cómo defender los intereses del pueblo contra una minoría de autoridades corruptas, que son la avanzada de la burguesía en las filas del proletariado.

En medio de este proceso se ha descubierto muchas leyes de desarrollo de la revolución proletaria mundial, las que se han sistematizado en el marxismo-leninismo-maoísmo, que a su vez, constituye un arma invencible en las manos del proletariado y de los pueblos oprimidos. Existen partidos comunistas que han adoptado el maoísmo como nueva, tercera y superior etapa del marxismo y que están empeñados en aplicarlo a la revolución en su propio país.

Así, la recuperación actual del imperialismo necesariamente sólo va a ser transitoria. Sin embargo, no se puede negar que hoy está a la ofensiva, tratando de sacar el mayor provecho posible del repliegue político general de la revolución. La recuperación tiene su base material en el desarrollo de nuevas ramas de producción, como la informática, la electrónica o la biogenética; en una creciente militarización de la industria; en la tendencia a la privatización, no sólo de los medios de producción que mantenía el Estado hasta ahora, sino también de las funciones estatales, como el seguro social o los sistemas de educación y salud. Sin embargo, el aspecto principal es la cada vez mayor explotación de los pueblos en sus propios países y, especialmente, la mayor explotación de las naciones oprimidas. Todo ello conforma un inmenso botín, pero también agudiza las contradicciones. Nunca antes en el mundo había una acumulación de tanta riqueza en pocas manos, al lado de tanta hambre y miseria.

Así, la ofensiva actual del imperialismo es el caldo de cultivo para nuevos conflictos y el resurgimiento de luchas revolucionarias, que desembocarán en una nueva gran ola de la revolución proletaria mundial. El sistema imperialista, pues, se ha vuelto caduco, porque ya no permite ningún desarrollo de la humanidad. Por tanto, está condenado a morir y, a la recuperación transitoria, le sigue una crisis aún más profunda. Esa es su ley que la acerca cada vez más a su hundimiento. La historia ha comprobado hasta la saciedad, como Marx lo estableció, la teoría de las crisis de sobreproducción cíclicas que forman parte ineludible del sistema. Y cada crisis conlleva una mayor pauperización del pueblo, guerras y la irracional destrucción de enormes medios de producción. Tan caduco como el sistema, es la clase que se beneficia de él, la gran burguesía monopolista, que ha devenido en parásito de la sociedad. Frente a ello se levantan los intereses de la mayoría exorbitante de las masas populares, que se expresarán en la lucha de los oprimidos contra los opresores y que crecerán en la medida que aumenten la opresión y la explotación.

Decisivos para el desarrollo de la nueva gran ola de la revolución proletaria mundial, son los partidos comunistas de Nuevo Tipo, marxistas-leninistas-maoístas, poniéndose a la cabeza para politizar, movilizar y organizar a las masas, dirigiéndolas hacia el derrumbamiento definitivo del sistema capitalista. El Partido Comunista del Perú tiene gran responsabilidad en este proceso; hoy es el partido comunista más desarrollado ideológica, política y militarmente en el mundo que -bajo la magistral jefatura del Presidente Gonzalo, aplicando el maoísmo a las condiciones concretas de la revolución peruana-, en más de 14 años de guerra popular, ha llevado la revolución en el Perú hasta el equilibrio estratégico, comprobando así la validez universal del maoísmo en teoría y práctica. Hoy, el Presidente Gonzalo define el repliegue político general y llama a todos los comunistas del mundo a analizar sus condiciones concretas y prepararse para la nueva gran ola. Sólo será posible usando correctamente su arma principal, la ideología proletaria, lo que implica la entronización y aplicación creadora del maoísmo.