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TESTIMONIOS DE SOBREVIVIENTES DEL GENOCIDIO EN EL PENAL DE CANTO GRANDE DE 1992.


Testimonio de una combatiente de seguridad de la Dirección.


Mi puesto de combate era seguridad de la Dirección, éramos un destacamento de 7 cc. estábamos en el 3er piso, desde que todo se inició cumplimos con la seguridad, tanto en el 1A como en el 4B, yo iba con la c. V. nadie pasaba al fondo del piso, excepto con autorización de los cc. ya determinados; la Dirección bajó al 1er piso del 1A y bajamos junto a ellos luego volvimos a subir como ya lo he descrito y después se dio la directiva de irnos al 4B, salimos con la Dirección, fuimos los primeros, sólo se quedaron un compañero y el c. V., dijeron garantizar que todos los combatientes lleguen al 4B, y lo hicieron, allí me fui a ayudar a los compañeros de Salud, pues los heridos llegaban y Salud no se abastecía, mí compañero también estaba herido y estuve junto a él hasta que descansó. La Dirección entonces dispuso su regreso al puesto de combate que le correspondía, también de seguridad. La Dirección era admirable, mi compañero y yo los observábamos y nos reafirmamos en dar la vida por ellos que son Partido. El me dijo: a ellos hay que quererlos mucho, con nuestras vidas, seremos escudos humanos y si yo ya no estoy, a ti te corresponde ir adelante, no los vamos a dejar nunca ... Fue una hermosa cohesión. Cada vez que podía, visitaba a los heridos y conversaba con ellos, y era realmente conmovedor no escuchar ni un solo quejido de dolor, todos decían ¡Estoy bien compañera!. Allí murió el c. Jorge, en sus últimos momentos estuve con él, siempre con la moral en alto; ya muerto su rostro sonreía. Cuando la Dirección dio la directiva el viernes en la tarde de que los delegados saldrían, determinó quienes saldrían, mi compañero fue uno de ellos, lo vi partir muy emocionado, nos abrazamos y se fueron 5 cc. después de 15 minutos regresaron. La Dirección reunida analizaba la situación, nos dijeron vocear: "no queremos genocidio" y poníamos nuestras condiciones, exigimos la presencia de la Cruz Roja, Comisión de DD.HH., Abogados, Familiares, etc.

En el transcurso, la Dirección nos llamo a W. y a mí, tomaron nuestras manos el Partido nos cohesionó más aún hasta el comunismo, fueron unos minutos, luego llegaría la hora, pues la miserable fiscal no quiso acuerdo, volvieron a salir, eso era definitivo ... informó a la Dirección que la Fiscal imponía en el acta nuestra salida, evacuación de heridos, muertos y una "requisa" después a los cc. Al negarse a firmar el acta fueron golpeados y las 2 cc. fueron separadas, F. y A. entonces fueron secuestrados junto con ellos W. y C. el acta se firmó para que los deje venir a un delegado con la condición de que regrese con el acta a dar la respuesta. Yo y otra c. escuchábamos, la Dirección firme como siempre planteó ¡Nadie más sale, éstos no quieren solución! ¡La Resistencia se reafirmaba!.

Cuando bajamos luego al ler piso exigimos con agitaciones en cumplimiento del Acta, evacuación inmediata de nuestros heridos y muertos, los perros dejaron a nuestros heridos abandonados, yo hacía de enlace de algunas determinaciones pero todo el tiempo permanecí con el destacamento al lado de la Dirección.

Nos desplazábamos y les echábamos vinagre a sus mascarillas cuidábamos de ellos, los miserables hostigaron toda la noche, ya el sábado, el último día a partir del medio día bajamos al primer piso, la Dirección era informada por los cc. de enlace de todos los pisos. ... La Dirección planteó que nadie bajara, estábamos en un costado todos pegados a la pared, yo iba con los camaradas y tomaba la mano de dos de ellos, en la última explosión nos abrazamos fuerte y una camarada dijo, ya llegó la hora ¡Hasta el comunismo camaradas! Hasta el comunismo! pensé que la reacción iba a entrar arrasando con todo, pero no entraron, los gritos comenzaron, de reto de desesperación, de odio de clase.

El c. J. gritaba haciendo silencio ¡Cállense carajo! Una avalancha nos cubría y dijo ¡no se muevan carajo! E. decía ¡Camaradas no hay ningún, miserable vengan camaradas levantemos el atrincheramiento, vamos a morir con heroicidad!

El c. R. llevaba costales. Estaba casi ciega decía ¡carajo ayuden, muévanse compañeros! Las mesas para el atrincheramiento fueron arrasadas, E. decía: ¡Ayúdale c.!, me paré y ayudaba a parar las mesas, aún recuerdo sus palabras ¡muy bien compañeros, vamos compañeros, el odio de clase me desbordaba, mis pies quisieron avanzar a la trinchera, me regresaron de la casaca a mí sitio, ése era mi puesto de combate.

La Dirección sancionó ¡la Resistencia está cumplida!, nuestro pabellón era demolido, la Dirección tomó entonces la determinación histórica. La Dirección dio la última directiva ¡Vamos a salir a buscar las balas, nos tomaremos todos de las manos y saldremos cantando La Internacional! yo comprendí que esa hora, es hora de salir adelante... pues bien se le dijo a una compañera que agite, que íbamos a salir y ella, la c. Marlene agitaba ¡genocidas, miserables, vamos a salir, genocidas, perros vamos a salir! Las balas siguieron, la Dirección determinó ¡silencio no más agitaciones! y hubo gritos... Cuando miré a un costado los camaradas de Dirección habían cruzado, yo estaba con dos de ellos y les dije camaradas los camaradas ya no están! Entonces vi a los camaradas de Dirección en la puerta de salida y le dije que allí estaban, los camaradas de Dirección y yo salimos, y cruzamos los costales de atrincheramiento, a una de las camaradas de Dirección la vi debajo de un miserable que se había tirado encima por la explosión y se mantenía ahí, lo agarré a puñetazos lo saqué de allí le ayudé a levantarse a la camarada y luego salimos, ya en la puerta un compañero de contención, sujetándose a la directiva abrió la puerta, yo creí que la Dirección como debería ser saldría al centro, protegida, entonces se gritó, salgan y nadie salía... La directiva no había sido escuchada por algunos, entonces el compañero José hizo callar a todos y volvió a reiterar la directiva ¡Vamos a salir a buscar la bala! ya no había malentendidos entonces una camarada de Dirección dijo: ¡Es nuestra obligación! dirigiéndose a otro camarada y cogidos de las manos empezaron a salir, a mi me empujaron a los costales y me desprendí de los camaradas, pero me paré y logré cogerlo a uno de la mano y salí con él y cogí otra mano, dos camaradas de Dirección. Cantábamos entonces la Internacional, todo fue tan rápido, el silencio pasajero se rompió con las balas, ametrallaron sus cuerpos, y todos caían, yo corrí y cubrí con mí cuerpo a un camarada que estaba vivo y él me dijo ¡no te muevas de ahí! y no me moví, le respondí no voy a moverme! esperé las balas, segura de la muerte y ya no dispararon, Noemí detrás mío tenía las piernas acribilladas y gritaba dando valor y decía ¡camaradas llévenme adelante para que me maten! entonces oí al c. Luis decir: ¡Camaradas vamos a salir, que nuestra sangre se entibie con la sangre ya vertida! ¡Sí camaradas! preguntó ¿Quién demuestra su condición? y salió Marlene, G. ..., salieron y agitaron y los perros no dispararon, entonces todos iban avanzando, yo volteé y me paré y al camarada que cubría levanté, estaba herido en el glúteo y la c. D. y el c. A. avanzaron con él, yo me quedé con la Dirección, fui a ver a otra camarada herida también en el glúteo, la levanté y se la llevó...

Con la Dirección sólo habíamos salido con ellos la compañera Ana que cayó acribillada, M. que salió herida, B. y María que se quedaron pegadas al muro, Noemí que fue acribillada en las piernas, Violeta que también murió de dos balazos, pero Noemí, B. María y Violeta salieron después que la Dirección ... De los camaradas de seguridad sólo salió Willy y él cayó con la Dirección adelante, todos estábamos juntos... Una camarada de Dirección estaba herida y hasta ahora recuerdo que su herida humeaba todavía, la cogí de la mano y la levanté, entonces vino una compañera que es también de seguridad y ella con alguien más se la llevaron, fui a verificar y estaban allí los cinco camaradas de Dirección, los dos camaradas varones habían muerto, toque el rostro de uno de ellos, pues tenía la esperanza, pero había muerto, una camarada también estaba muerta y cuando seguí viendo encontré a una camarada de Dirección viva, con herida, que no podía levantarse, le dije ¡vamos! me dijo que no podía moverse entonces busqué ayuda... Vi al c. L. salir y lo reconocí y le dije ¡L. carajo, ayúdame, ven acá! y grité con tanta rabia, le dije, hay que llevar a los heridos y él llamó a otros c.: ¡Vengan a ayudar! Gritó, los levantamos y salimos del gallinero, recuerdo que a la altura del 1A vi dos cuerpos, uno sobre otro y sangre, pero tenía que seguir, llegando a la puerta de acceso dispararon al aire y habló un perro ¡silencio, basta, no disparen, a todo el personal no disparen...! ... el perro gritó ¡salgan! y salimos allí, todos comenzaron a rampar por las escaleras, L. y los otros se fueron, me quedé con la c. y no la pude llevar sola, entonces los camaradas seguían llegando y algunos se tiraban a rampar, luego me empujaron y los miserables llegaban y formaban en toda la bajada, apuntándonos, yo comencé a rampar, allí recordé que tenía un medio, un cuchillo, y me lo saqué lo dejé en el camino, comenzaron a separar hombres y mujeres a nosotras nos comenzaron a revisar una por una... Fue ahí en que me detuve y miré hacia atrás, el último camarada de Dirección que vi estaba ahí con A., estaba herido, un profundo sentimiento me llenó el corazón.. Oí que me buscaban los perros así como a otros c., me cambié de identidad y luego separados pude verlas a N., a I., a B., a M., a M., a M. ... Al día siguiente nos sacaron, comenzamos a agitar, a cantar y los perros se morían de miedo, nos llevaron a Cachiche, Hoy puedo escribir la verdad ¡La Gran Resistencia Heroica, nuestra magistral Dirección, en su Honor y Gloria!

Una combatiente de seguridad de la Dirección.



(Del folleto "Gloria al Día de la Heroicidad". Primer Aniversario - Mayo 1993)




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